Llevando mi segunda pasión a la montaña

06 noviembre 2014
Llevando mi segunda pasión a la montaña

No soy fotógrafo, nunca he estudiado fotografía ni asistido a ningún curso de imagen. Pero desde siempre me ha interesado el diseño, la composición y el color. Dibujar es una de mis grandes pasiones, aunque hace tiempo que está apartada en el cajón del “no tengo tiempo”. Cuando terminé el bachillerato artístico se abrieron ante mi dos caminos. El primero, seguir con los estudios que me apasionaban: diseño, dibujo… Esto comportaba irme a vivir a la ciudad. El segundo camino era vincularme a mi pasión por la montaña, por el trail y el esquí estudiando el equivalente a INEF en la universidad de Font Romeu, rodeado de naturaleza. A estas alturas ya no os tengo que decir que camino escogí.

No lamento haber escogido este camino. A parte de las emociones, los amigos y todos los lugares que he podido conocer a través del deporte también he podido seguir conectado a mi otra pasión. Por un lado, al trabajar con diseño de productos, e inventando funcionalidades, y por el otro la oportunidad de trabajar con gente muy creativa. Desde que empecé a competir hace ya 14 años he trabajado con muchos fotógrafos, cada uno con su visión, cada uno con su estilo, su personalidad. Y me ha hecho seguir aprendiendo a través de cada uno de ellos, como si fuesen los profesores de la carrera que no hice. Monica Dalmasso, Pascal Tournaire, los sudafricanos de The African Attachement o Markus Berger entre muchos otros me han hecho descubrir la fotografía.

Quería destacar dos fotógrafos que, seguramente por haber pasado mas tiempo con ellos y por la amistad que me une a ellos, me han enseñado más en esto de hacer fotos.

Trabajar con Seb Montaz durante años me ha hecho descubrir una forma de hacer fotografía y películas desde una perspectiva muy ligera sin menguar en calidad. Si cuando empezamos llevábamos siempre al menos 15 kg de material fotográfico (entre cuerpos, objetivos distintos, trípodes, baterías, focos…) pronto debimos adaptarnos a la realidad. Para acceder a los sitios donde queríamos ir y filmar de una forma dinámica empezamos a reducir cada vez más el peso del material. La idea era escoger cada vez equipos más ligeros, reduciendo el número de objetivos y, sobretodo, adaptando el material a una forma que nos permita llevarlo mientras estemos corriendo o esquiando y “disparar” sin necesidad de pararnos.

Por otro lado al compartir muchos viajes con Jordi Saragossa hicimos un trato. Yo le enseñaba a ir al monte y él me enseñaba fotografía. Así me enseño a jugar con los diafragmas, las velocidades, las ISO y otros trucos de composición. También me mostró la parte mas técnica de la fotografía, el porqué escoger un objetivo u otro, el disparar con un diafragma más abierto o mas cerrado, las velocidades para fotografiar corredores…

Y con estos consejos y probando mucho he ido mejorando en esto de la fotografía. Eso sí, poco a poco y con mucho trabajo por delante. Y como me gusta capturar los momentos pero no por ello perjudicar en peso o en calidad los entrenamientos he ido desarrollando unos sistemas para poder llevar el material fotográfico sin que ello me ralentice o me impida ir donde quiero ir.

En mis salidas a diario, que son entrenos más o menos rápidos o salidas muy largas, normalmente salgo sin mochila. Suelo llevar conmigo la PentaxWg3, una cámara pequeña que cabe en el bolsillo del pantalón de correr y permite hacer fotografías de bastante calidad, como panorámicas desde las cimas y capturas rápidas de momentos. Además es bastante robusta. A veces cuando escalo, como la llevo colgando se da golpes contra la roca, o sea cae, o se moja con el agua. No le pasa nada, y además la batería es bastante duradera.

Cuando hago salidas más cortas (¡aunque a veces puedan llegar a ser de 5-6h!) o a ritmos más bajos, o voy acompañado, suelo salir con una cámara más pesada pero con mucha más calidad de imagen. Llevo una Pentax K3, que cabe perfectamente en una mochila pequeña (de 5L). Suelo salir con un solo objetivo, para ser más rápido y no llevar peso extra, pues no me gusta interferir en la actividad sino ir tirando las fotos adelantándome o sacando la cámara en el último momento.

Últimamente he empezado a salir con la cámara en la mano, enrollando la cinta del cuello alrededor de la muñeca para que si la mano se abre la cámara no caiga, y así estar siempre dispuesto a tirar. Eso tiene dos ventajas además a nivel de entrenamiento: Hace un poco de trabajo de los músculos de los brazos y en bajadas técnicas rápidas hace trabajar la confianza.

Suelo llevar un objetivo de 18-135 para abarcar un poco todas las posibilidades durante la acción o uno fijo de 21 o de 50 para el monte, donde sobretodo se quiere mostrar el paisaje.

Y así, poco a poco, ir mejorando, ir trabajando y tirando fotos, para enseñar los sitios donde mis ojos me traen.

27 November 2014

???correr o morir??? de kilian jornet, en el top 6 de libros deportivos de reino unido

Anterior
13 October 2014

2014: la temporada perfecta

Siguiente